13.2.14

Orientacion Laboral

imagen curso orientacion e insercion laboralLos ejes de la intervención orientadora

Desde el punto de vista teórico, Alvarez y Bisquera presentan una visión muy completa que combina distintos ejes y dimensiones de la orientación.


Aunque la terminología utilizada es suficientemente clara, a continuación explicitamos el significado que dichos autores atribuyen a estos ejes de análisis:

- Intervención individual - grupal:

En un extremo situaríamos la intervención que se dirige a un individuo (entrevista) y, en el otro, la intervención en grupos más o menos numerosos, pudiéndose dirigir, incluso a barrios y ciudades.

-    Directa - indirecta.

Esta clasificación nos habla de otros dos extremos que vienen definidos de una parte por la intervención del orientador sobre un sujeto y, de otra, por la intervención a través de un mediador (educador de un centro de menores, por ejemplo.)

- Interna - externa:

Se trata de una intervención interna cuando la ejecuta personal del propio centro (técnicos de inserción de una fundación o asociación, por ejemplo) y externas cuando los orientadores actúan desde fuera, es decir, no forman parte de la plantilla del centro done ha surgido la necesidad (servicio general de orientación SEPECAM).

- Reactiva - proactiva:

Si la intervención responde a las necesidades explícitas, de carácter remedial, estamos ante una intervención reactiva o de carácter clínico. Si, por el contrario, la intervención, se pone en marcha antes que aparezcan los problemas, podemos hablar de prevención, desarrollo y, en definitiva, preactiva (Programa de formación de una Escuela de Adultos).

A los modelos básicos citados, cabría añadir otro que se derivaría de estos: Servicios, que se situaría entre el cíclico y el de programas: preferentemente directo, pero también podría ser indirecto: individual y grupal; preferentemente externo, pero con posibilidad de ser interno y reactivo.


Modelo cíclico o de counseling

Fue propuesto por Rogers, y se fundamenta en la teoría psicodinámica de la personalidad. Los problemas que atañen a la persona, en sus distintos planos, pueden generar angustia y bloquear la actividad mental. A través del diálogo terapéutico (la entrevista) se exteriorizan estos conflictos y se pueden controlar para descargarlos de su lastre perturbador. Un problema personal o una situación crítica sólo puede comprenderse, en toda su dimensión, por quien lo padece: nadie más que la propia persona afectada puede dirigir sus energías hacia la solución de los problemas. Cuando los individuos sufren un conflicto, tienden a destacar sobre otros su propia personalidad.

En Orientación Profesional, el conflicto es de tipo vocacional, por tanto, debe ayudar a la toma de decisiones académica y sociolaboral. El orientador debe mostrar empatía, respeto y tiene que ser como un espejo en el que pueda mirarse la persona ayudada.

Partes que suelen jalonar el funcionamiento del modelo:

-    El cliente solicita ayuda.
-    Realización de un diagnóstico de la situación.
-    Se lleva a cabo el tratamiento o la intervención en función del diagnóstico.
-    Seguimiento.
-    Evaluación de todo el proceso.

Modelo de consulta

G. Caplan (1970) ha sido su principal impulsor desde la salud mental y Morral y otros (1974) lo han propuesto como método de intervención orientadora. Sin embargo, la consulta se ha desarrollado ampliamente, sobre todo desde mediados del siglo XX, en distintos campos: consulta privada, en servicios institucionales, organizaciones, etc. En las organizaciones, el consultor es agente de cambio que proporciona habilidades para resolver problemas y asumir responsabilidades.

En nuestro contexto, dentro del ámbito escolar, sobre todo a partir de los prolegómenos de la LOGSE (años 80) y de su implantación (años 90), se ha escrito con cierta profusión acerca de este modelo y también ha proliferado su práctica, principalmente curricular y organizativa.

Puede darse también entre profesionales del mismo ámbito y nivel: por ejemplo, cuando uno de ellos propone a los demás una situación, caso dudoso, etc, de especial dificultad. Sus compañeros actúan como consultores y prestan una ayuda indirecta.

El orientador profesional no sólo debe intervenir directamente, sino que puede actuar indirectamente, a sea, ayudando a otros agentes (padres, profesores, educadores, monitores), más cercanos a los sujetos, a que suman roles orientadores. De esta forma, se alcanza un mayor número.


Principios de la acción orientadora

No podemos abordar este tema sin hacer mención y referencia a quienes durante décadas han realizado una labor de desarrollo de los principios que explican, condicionan y unifican los fines y buena práctica de la orientación. Bien es verdad que las conceptualizaciones realizadas se han hecho, fundamentalmente desde el ámbito educativo; sin embargo, salvo adaptaciones, debemos tomarlas como referencia. En este apartado revisaré lo compilado y desarrollado por Mª Luisa Rodríguez Moreno y Víctor Álvarez Rojo (1994).

Mª Luisa Rodríguez (1994) sintetiza siete principios que surgen desde diferentes enfoques filosóficos y científicos, que se pueden encontrar dentro de cualquier proceso orientador. Estos principios marcan la pauta de la necesidad de instituir la acción orientadora, no sólo en ámbitos educativos, también en otros. Estos principios son:

1. La orientación se preocupa sistemáticamente del desarrollo de las personas, intentando conseguir el funcionamiento al máximo de las potencialidades (lo que está en potencia) del estudiante y del adulto.

2. Los procedimientos de la orientación descansan en procesos de la conducta individual; enseñan a la persona a conocerse a sí misma, a desarrollarse direccionalmente más que a ubicarse en un final previsto; se centra en las posibilidades, tratando de resolver carencias, flaquezas y debilidades.

3. La orientación se centra en un proceso continuo de encuentro y confrontación consigo mismo, con la propia responsabilidad y con la toma de decisiones personal, en un ensayo hacia la acción progresiva, hacia delante, hacia la reintegración y el futuro.

4. La orientación es, primordialmente, estimulante, alentadora, animadora e incentivadora, centrada en el objeto o propósito e incidente en la toma de decisiones responsable, enseñando a usar y procesar la información y a clarificar las propias experiencias.

5. Es cooperativa, nunca aislada ni obligatoria. El orientador es otro colaborador del sistema educativo, un especialista e incluso un consultor -asesor- en la plantilla docente. El maestro, por ejemplo, se beneficia de los hallazgo del orientador y le proporciona los resultados de la observación del proceso de aprendizaje o de otras situaciones discentes. Tarea docente y orientación se complementan.

6. La orientación es un proceso de ayuda en estadios críticos y momentos clave del desarrollo, pero también continua y progresiva, tratando de asesorar periódica e intermitentemente.

7. Reconoce la dignidad y la valía de las personas y su derecho a elegir. Incluye a todos los niños y adultos con su problemática específica y que tengan deseos de acrecentar su desarrollo escolar y/o laboral.






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