26.10.16

Trastornos fisicos del Alcoholismo

TRASTORNOS FÍSICOS

A pesar de que el alcohol está plenamente aceptado en nuestra sociedad, lo cierto es que se trata de una sustancia de probada toxicidad y, por tanto, sin ningún efecto beneficioso para la salud. Muy al contrario, resulta muy difícil encontrar algún órgano, aparato o sistema de nuestro organismo que no se dañe por el abuso de alcohol.

Existe la creencia de que el alcohol sólo daña el hígado, se equivocan los que así lo creen. El alcohol daña todo el aparato digestivo, desde la boca hasta el ano, pasando por el esófago, el estómago, el hígado, el páncreas y el intestino. Pero también daña el sistema nervioso, el cerebro, el sistema muscular, el corazón, las arterias, los músculos, el esqueleto, el metabolismo y la nutrición. Incluso puede desencadenar tumores o cáncer. Y todo esto sin contar las consecuencias indirectas (accidentes, siniestralidad, absentismo laboral, problemas familiares, etc.)


Trastornos digestivos

La patología digestiva que tiene como factor de riesgo u originario al consumo de alcohol es muy diversa y afecta a distintos órganos como hemos visto.

1. Cavidad Oral: Los/as alcohólicos/as sufren de glositis, una inflamación dolorosa de la lengua; estomatitis, inflamación de la boca; caries asociadas a crecimiento bacteriano excesivo; y periodontonitis, inflamación de las encías. Todos estos trastornos alteran la capacidad de la persona para la degustación y resultan en problemas de alimentación. (Marsano, L., 1993).

2. Esófago: Aún en no alcohólicos, el alcohol reduce la competencia del esfínter esofágico inferior, un músculo que normalmente previene el reflujo del ácido desde el estómago al esófago. En los alcohólicos el reflujo del ácido estomacal suele producir lesión en la mucosa esofágica con el consecuente dolor esofágico y cicatrices en esa zona dando lugar a una reducción del diámetro esofágico con disfunción en la alimentación. (Marsano, L., 1993). El síndrome de Mallory-Weiss, que no son más que úlceras lineales en la unión gastroesofágica

3. Estómago: A través de múltiples estudios se ha podido confirmar el potencial «ulcerogénico» que tiene el alcohol. Las secreciones gástricas, como la saliva, son usualmente estimuladas psíquicamente por el etanol, especialmente si el individuo lo disfruta. Bebidas etílicas fuertes de 40 % y más irritan la mucosa gástrica, causan hiperemia congestiva, e inflamación, con pérdida asociada de proteínas plasmáticas en la luz gastrointestinal. En concentraciones tan elevadas, el etanol produce una gastritis erosiva (Goodman & Gillman, 1996).

4. Páncreas: Se sabe hoy en día que aproximadamente el 5 % de los alcohólicos desarrollan una pancreatitis clínicamente significativa:

- La pancreatitis (Hodgdon, A., Wolfson, A., 1990) se caracteriza por síntomas agudos o crónicos.
- Dolor abdominal: El dolor suele ser severo y constante, localizado en algún lado en la porción superior del abdomen o la espalda y por lo general cede al inclinarse hacia adelante
- Vómitos.

La dolencia pancreática por alcoholismo crónico no siempre es fatal, pero es irreversible. Si bien la abstinencia va a disminuir los síntomas clínicos, la severidad  va a depender del curso del alcoholismo.

5. Hígado:

- Enfermedad Hepática alcohólica:

Tanto el acetaldehído como el desequilibrio NADH/NAD producen las lesiones hepáticas:
- La esteatosis hepática es la lesión más frecuentemente producida por el etanol. Se caracteriza por depósitos en forma de vacuolas de grasa en los hepatocitos.
- La hepatitis alcohólica aguda. Suele originarse en alcohólicos crónicos que intensifican su ingesta durante una temporada determinada.
- La hepatitis alcohólica crónica se presenta en alcohólicos crónicos, mejora tras la supresión de la ingesta de alcohol.
- La cirrosis alcohólica tiene una elevada tasa de mortalidad. El desarrollo de carcinoma hepatocelular está ligado a la presencia de cirrosis hepática.

6. Intestino delgado: Los cambios que acontecen en la mucosa del intestino delgado son los causantes de la diarrea frecuente en alcohólicos, además de problemas de malabsorción de distintos nutrientes como glucosa, aminoácidos o vitaminas, que originan importantes déficits.


Trastornos cardiovasculares

Entramos en la contradicción que supone, de un lado considerar que el alcohol es favorable para el corazón (aspecto que ya  tratamos al hablar sobre los mitos y creencias) y de otro asumir los riesgos que el consumo abusivo de esta sustancia produce sobre el sistema cardiovascular provocado por los efectos sobre miocardio y la alteración sobre la circulación periférica.

La ingesta excesiva de alcohol, puede favorecer la hipertensión arterial.

Durante el síndrome de abstinencia puede originar crisis hipertensivas. El consumo excesivo de alcohol durante años puede desarrollar una cardiopatía congestiva.

- Cardiopatía isquémica: El consumo en  grandes dosis de alcohol pueden desencadenar latidos del corazón irregulares y aumentar la presión arterial hasta en personas sin una historia de cardiopatía. El abuso crónico del alcohol también puede lesionar el músculo del corazón que conduce a la insuficiencia cardíaca; las mujeres son particularmente vulnerables a este trastorno.
- Miocardiopatía alcohólica: Es un trastorno en el cual el consumo excesivo y habitual de alcohol debilita el músculo cardíaco. El corazón no puede bombear sangre eficientemente, por lo que a su vez se ven afectados los pulmones, el hígado, el cerebro y otros sistemas del organismo.
- Accidentes cerebrovasculares: Un accidente cerebrovascular (ACV) o ictus ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe repentinamente o cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, derramando sangre en los espacios que rodean a las células cerebrales.
- Arritmias cardíacas.
- Hipertensión arterial.

6.3. Trastornos Hematológicos

El alcohol produce alteraciones en los hematíes y las alteraciones nutricionales pueden causar distintas alteraciones en la serie roja.

Es frecuente en alcohólicos crónicos:

- Macrocitosis: Volumen corpuscular medio aumentado, que desciende a valores normales si la abstinencia se mantiene varias semanas.
- Anemia Megaloblástica: La anemia puede tener muy diversas etiologías, desde anemia megaloblástica por déficit de ácido fólico o de vitamina B12, anemia sideroblástica por déficit de ácido fólico, o anemia hemolítica en alcohólicos con hepatopatía grave o con hipofosfatemia.

En la serie blanca, existe no sólo una neutropenia, sino también alteración de las funciones de los linfocitos y macrófagos, que favorecen la mayor propensión de estas personas a presentar diversos procesos infecciosos.

Se observan alteraciones de la coagulación, descenso de la agregación plaquetaria y menor liberación de tromboxano A2.


6.4. Trastornos Metabolíticos

La metabolización del alcohol etílico, incrementa la cantidad de NADH, que ocasiona trastornos metabólicos como acidosis láctica (acumulación de ácido láctico en el cuerpo, este exceso provoca desequilibrio y la persona comenzará a sentirse enferma. Los signos de acidosis láctica son respiración profunda y rápida, vómitos y dolor abdominal) e hiperuricemia (aumento o sobreproducción de ácido úrico), por otro lado bloquea la gluconeogénesis y la oxidación de ácidos grasos, causando esteatosis hepática e hiperlipidemia.


Efectos sobre el Sistema Óseo:

El alcoholismo se asocia con diversos trastornos metabólicos óseos e incrementa la incidencia y severidad de fracturas. Entre los primeros resalta la osteoporosis, la osteomalacia y el hiperparatiroidismo secundario.

En la osteoporosis, el mecanismo de desarrollo de osteoporosis en el alcohólico se vincula a su efecto tóxico directo sobre los osteoblastos con una reducción de su actividad y una disminución del grado normal de formación ósea y adelgazamiento de la trabécula.

En la osteomalacia, que se asocia a una disminución de la vitamina D, se caracteriza por ablandamiento óseo, dando lugar a dolores óseos progresivos, fracturas y deformaciones. En los alcohólicos, usualmente es el daño hepático el que da lugar a la osteomalacia vía una reducción de la activación de la vitamina D en este órgano. Los niveles bajos de Vit D, suelen resultar en malabsorción del calcio, dando lugar a niveles de hipocalcemia y posiblemente a un hiperparatiroidsimo secundario.


6.5. Trastornos Endocrinos

El alcohol produce alteración de las hormonas sexuales. La hipoandrogenización da lugar a disfunción sexual, con disminución de la líbido o impotencia. La hiperestrogenización, causada por el consumo crónico y abusivo de alcohol, se manifiesta por eritema palmar, arañas vasculares y ginecomastia. Se ha observado también infertilidad como consecuencia del alcohol, aunque se desconoce el mecanismo exacto por el que se produce.

En alcohólicos/as crónicos también se produce el denominado pseudosíndrome de Cushing, los síntomas desaparecen con la abstinencia y pueden reaparecer al reiniciar la ingesta de alcohol.

Otras hormonas también se alteran sin que tenga relevancia clínica, tal es el caso de la hormona del crecimiento, la prolactina y las hormonas tiroideas.


6.6. Infecciones

La vulnerabilidad del alcohólico crónico, a la que llega por la concurrencia de los problemas físicos, psíquicos y/o sociales, conlleva la facilidad para contraer infecciones tales como la neumonía, tuberculosis pulmonares,  VIH, enfermedades venéreas, meningitis aguda,...


6.7. Cáncer


La explicación de las consecuencias, a veces, mortales de esta patología  las consideramos consabidas. El abuso de alcohol con permanencia en el tiempo, es predisponerte y nos atrevemos a decir que causante del aumento de la evolución de tumores en la persona consumidora. En 1988 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer concluía que «había suficiente evidencia para sugerir que las bebidas alcohólicas eran carcinogénicas para el ser humano».

Entre los tumores que se asocian con esta sustancia,  expresados siguiendo el orden del circuito de distribución del alcohol, encontramos:

- Garganta.
- Laringe.
- Esófago.
- Estómago.
- Hígado.
- Páncreas.
- Recto, Colón,...


Trastornos sobre el SNC

El efecto del alcohol sobre el Sistema Nervioso Central, ha sido expuesto a lo largo de este curso, tanto en consumos abusivos como en la interrupción del mismo. Incluiremos los síntomas de la intoxicación aguda y el Síndrome de abstinencia alcohólica como problemas neurológicas. Por desgracia no son estas las únicas alteraciones que el etanol provoca sobre este sistema fundamental para la persona. Las demás alteraciones neurológicas, pueden clasificarse en función de su etiopatogenia:

Las enfermedades relacionadas con los trastornos nutricionales:

- Síndrome de Wernicke-Korsakoff.
- Degeneración cerebelosa alcohólica: Es una enfermedad más frecuente en varones, que se caracteriza por ataxia del tronco y extremidades inferiores. Además, pueden aparecer otros síntomas como temblores, disartria o nistagmo.
- Polineuropatía alcohólica: Es la más frecuente, los síntomas se inician  distalmente y en las extremidades inferiores. La afectación en forma de parestesias, pérdida de fuerza y atrofia simétrica. Hay una disminución de los arcos reflejos y el reflejo aquíleo se afecta precozmente.
- Neuritis óptica: Hay pérdida de agudeza y campo visual, con un escotoma central y a veces dificultad para diferenciar el color rojo del verde, pudiendo evolucionar a la ceguera total.


- Las enfermedades de etiopatogenia desconocida:

- Síndrome de Marchiafava-Bignani: Aparecen alteraciones en el lenguaje, los trastornos de la marcha, el aumento del tono muscular y la incontinencia urinaria. Tiene un curso progresivo hacia la muerte en pocos años.
- Mielinosis pontina central: Cuadriparesia progresiva, parálisis pseudobulbar y parálisis parcial o completa de los movimientos oculares horizontales. Evoluciona a la muerte en pocos días
- Demencia alcohólica.

Efectos sobre el Sistema Genito-Urinario

La ebriedad interfiere con el acto sexual, disminuyendo la capacidad de respuesta en hombres y mujeres. Más aún, la ingesta crónica de etanol en hombres puede llevar a impotencia, esterilidad, atrofia testicular y ginecomastia.


SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL

Los rasgos faciales anormales, el retardo del crecimiento y los problemas del Sistema Nervioso Central que se presentan en los/as hijos/as de mujeres que han efectuado un consumo crónica de alcohol durante el embarazo, son los características del  Síndrome Alcohólico Fetal. Los niños que sufren de este síndrome pueden:

- Presentar discapacidades físicas.
- Ser más  pequeños de lo que correspondería a su edad.
- Nacer con anomalías faciales (Microcefalia, anomalías en el pabellón auricular, nariz chata, Microftalmia, labio superior fino, cara aplanada hacia la mitad de la misma, aperturas oculares pequeñas).
- Desarrollar problemas de aprendizaje.
- Manifestar problemas de Memoria.
- Demostrar problemas de Atención.
- Tener problemas de Solución de Problemas.
- Padecer problemas sociales para llevarse bien con los demás y controlar su temperamento.
- Presentar problemas de conductas.
- Tener problemas de corazón.
- Insomnio
- Deficiencias auditivas y visuales.

Se estima que uno de cada 500 recién nacidos vivos nace con los síntomas que distinguen el Síndrome del Alcohol Fetal (SAF) incluso se han llegado a equiparar con las incidencias del Síndrome de Down.

No podemos proporcionar una cantidad de alcohol que no tenga efectos nocivos sobres el/la niño/a. Cuando una mujer consume alcohol, estando embarazada, este atraviesa la barrera placentaria e inmediatamente alcanza al feto.

Se sabe que la exposición prenatal al alcohol es dañina para el feto en el desarrollo, pues provoca consecuencias que perduran toda la vida.

Algunas campañas preventivas propuestas en otros países se han centrado en  la sensibilización de las mujeres y sus parejas sobre los problemas que suponen para el feto el consumo de alcohol durante la gestación.






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Mitos y creencias erroneas sobre el Alcohol

TIPOLOGÍAS DE ALCOHÓLICOS:

Jellinek (1960), propone cinco patrones básicos del beber excesivo y utiliza letras griegas para identificarlos. Creemos que la tipología propuesta deba ser ampliada, habida cuenta de que en los 30 años transcurridos desde su planteamiento inicial se han producido dos alteraciones muy notables: cada día es mayor el incremento del número de jóvenes que revelan tener problemas con la bebida alrededor de los 20 anos, y la proporción de mujeres menores de 30 anos que han pasado a formar parte de la población alcohólica ha evidenciado un alza considerable.

Jellinek propone la siguiente nomenclatura clasificatoria de los bebedores:

- Tipo alcohólico alfa: También llamada «bebida indisciplinada», incluye a los individuos con dependencia psicológica del alcohol.
- Tipo alcohólico beta: Supone el hábito de beber socialmente en exceso pero sin que se observe dependencia psicológica o física.
- Tipo alcohólico gamma: Beber hasta la embriaguez durante días, semanas o hasta meses, a veces hasta la intoxicación. La dependencia física está presente y se manifiesta con los síntomas del síndrome de abstinencia.
- Tipo alcohólico delta: Volumen muy elevado de consumo de alcohol durante el día con tolerancia funcional y neuroadaptación evidente. Hay dependencia física. El sujeto en realidad no puede dejar de beber ni siquiera un día.
- Tipo alcohólico epsilón (la otra denominación es dipsomanía): Fases infrecuentes de borracheras cortas intercaladas con largos períodos de completa abstinencia (Madden, 1986 y Helzer, 1987).

(Fuente: Alejandro Cortes García. Apuntes de Farmacología).


Es importante resaltar que no todos los bebedores excesivos son alcohólicos. Alfonso Fernández hace una clasificación distinta pero que se solapa con la anterior, esta basada en la «forma de beber» y expone tres tipos de alcohólicos:

- Bebedor excesivo regular: Es el sujeto que bebe mucho pero sin llegar nunca o casi nunca a embriagarse. Es de un carácter extrovertido con control sobre la conducta. Se entregan a la bebida por factores sociales de presión o condicionamiento. Es característico de la cultura mediterránea.
- Bebedor excesivo irregular o alcoholómano: Es el enfermo  con factores psicológicos relacionados con experiencias negativas o insoportables y se entrega a la bebida para el alivio de los mismos. Realiza un consumo de modo regular o intermitente, con amplia pérdida de control, cuando consume.
- Bebedor enfermo psíquico: Es el enfermo mental que se entrega a la bebida para modificar sus vivencias y tensiones emocionales, como depresión, estados paranoides, etc. 


NEUROBIOLOGÍA DEL ALCOHOLISMO:

No pretendemos en esta cuestión, dada la complejidad del tema, presentar un informe técnico detallado de los procesos neurobiológicos implicados en la adicción al etanol, sino que nuestro objetivo es ofrecer una guía asequible y útil, que ayude a comprender que mecanismos producen los efectos desencadenantes de la adicción a esta sustancia.

La neurobiológica y los estudios de aprendizaje de conductas y mecanismos de memoria, han aportado, y lo siguen haciendo, datos suficientes como para desarrollar un abanico de Teorías sobre la adicción. Dichas teorías son complementarias, ya cada una aporta los fundamentos que aclaran una pieza del engranaje del proceso de la  adicción.

El alcohol, como otras drogas adictivas, pueden actuar como reforzador* positivo (produciendo euforia) o como reforzador negativo (aliviando síndrome de retirada o disforia). Los estímulos ambientales (cues) asociados con el consumo de la droga pueden por sí mismos inducir a una respuesta condicionada (retirada o craving) en ausencia de la droga.

El proceso de asociar una respuesta ya sea con la presentación o el retiro de un estímulo es refuerzo en la teoría operante.

El proceso de asociar un estímulo neutro con un estímulo primario para producir una conducta de refuerzo es parte de la teoría clásica del condicionamiento.

Koob y Le Moal han propuesto que el organismo intenta contrarrestar los efectos de una droga dada mediante un círculo vicioso en el cual el punto hedónico (punto en el que se consigue el placer) continuamente cambia en respuesta a la administración de la sustancia. La adicción a la droga conduciría a una desregularización de los mecanismos de recompensa y una habilidad para recibir estabilidad a través de los cambios.

______
* Reforzador se basa en el aumento de una conducta. Así, sólo se puede caracterizar un reforzador en circunstancias en que pueda ocurrir una asociación aprendida. En la teoría del aprendizaje operante, si los efectos de beber alcohol aumentan la probabilidad de beber en el futuro, entonces estos efectos son reforzadores. En la teoría clásica del aprendizaje, el alcohol es un estímulo primario si, al parear sus efectos con la presentación de un estímulo neutro, resulta que el estímulo neutro produce los mismos efectos que el alcohol. Los reforzadores primarios que obtienen una respuesta de aproximación se denominan estímulos de incentivo (Seiden y Dykstra, 1977).


TABLA DE LOS MITOS Y CREENCIAS ERRONEAS EN RELACIÓN CON EL ALCOHOL*


- Mito: El alcohol no es una droga.
- Realidad: El alcohol reúne las características de las drogas: modifica el comportamiento, crea dependencia física y psíquica, habituación y síndrome de abstinencia.


- Mito: El alcohol te da energía.
- Realidad: El alcohol es un depresor del sistema nervioso. Reduce la capacidad para pensar, hablar, moverse y todas las demás actividades.

- Mito: Beber sólo cerveza no produce ningún problema porque tiene pocos grados
- Realidad: Da igual el tipo de bebida que se beba, lo importante es el número de U.B.E. que se consuman. El alcohol que contiene una caña de cerveza es igual, por ejemplo, al de un chupito o un vaso de vino.

- Mito: Mezclar cerveza, vino y licores emborracha más que beber un solo tipo de bebida alcohólica
- Realidad: La alcoholemia, es la proporción de alcohol que circula por la sangre después de beber una cantidad determinada de alcohol y es lo que determina lo embriagada que una persona está. El mezclar bebidas con diferente contenido alcohólico no «emborracha más», pero puede provocar más malestar  estomacal y mareos al mezclar diferentes sabores.

- Mito: Todo el mundo reacciona igual al alcohol.
- Realidad: Existen muchísimos factores que afectan a la forma de reaccionar al alcohol: el peso, la proporción de agua y grasa, la hora del día, el estado de ánimo, la bioquímica del organismo, son unos cuantos ejemplos.

- Mito: Quien está más acostumbrado a beber, se emborracha menos.
- Realidad: Quien ha desarrollado tolerancia al alcohol no se emborracha menos, sino que muestra menos los efectos de la borrachera. Sin embargo, igualmente se emborracha y sufre los efectos de apatía, pérdida de coordinación y reflejos, etc.

- Mito: Una ducha fría o un café bien cargado te despejan.
- Realidad: Nada de eso. Nada torna sobrio de golpe a un ebrio. Se podrá estar más despierto o despejado, pero se sigue estando ebrio, «borracho», porque ni la ducha ni el café disminuyen el alcohol en sangre y seguimos sufriendo los mismos efectos.

- Mito: No es mi problema si uno de mis amigos bebe mucho.
- Realidad: Uno no puede hacer cambiar a alguien si el otro no quiere, pero no conseguiremos nada si al menos no lo intentamos.

- Mito: Lo peor que puede pasar con una borrachera es acabar con una resaca monumental.
- Realidad: ¡Cuidado! Si uno bebe bastante alcohol y deprisa, se puede llegar a ingerir una cantidad elevada que pudiera producir accidentes, un coma etílico o la muerte en pocas horas.

- Mito: El alcohol ayuda a «ligar».
- Realidad: El alcohol por su efecto inicial deshinibidor puede asociarse la facilidad para establecer relaciones sociales, pero nada más lejos de la realidad. La pérdida de control, el lenguaje farfullarte o la movibilidad titubeante no resultan muy atractivos para nadie.

- Mito: El que bebe demasiado sólo se perjudica a sí mismo.
- Realidad: Según estadísticas de nuestro país, los problemas del consumo abusivo afectan a una media de 4 personas más aparte del bebedor. Eso sin contar los accidentes mortales y no mortales que se originan por el abuso del alcohol. Mejor pensárselo, ¿no?.

- Mito: Beber alcohol durante la resaca la mejora.
- Realidad: En realidad la agrava, ya que es la misma sustancia que produjo la intoxicación. Otro mito es que las pastillas de vitamina B6, tomadas antes o después de beber evitan la resaca; su única utilidad es la aplicación por vía intramuscular en casos graves.

- Mito: Manteniendo en la boca un chicle, dos granos de café o soplando de determinada manera, se engaña al alcoholímetro.
- Realidad: Estos métodos no funcionan porque el alcoholímetro mide igualmente el alcohol, aunque haya otras sustancias. Además, si la policía entiende que alguien está intentando realizar incorrectamente la prueba, pueden considerar que está cometiendo una falta muy grave (negarse a hacer la prueba).

- Mito: Se puede eliminar más rápidamente el alcohol del cuerpo haciendo ejercicio o vomitando.
- Realidad: Por estas vías se expulsa menos de un 2 % de alcohol, insuficiente para afectar al nivel de alcoholemia o a la borrachera.

- Mito: Tomar dos cucharadas de aceite hace que el alcohol no siente tan mal.
- Realidad: Este método sólo recubre una mínima parte del estómago y permite el paso del alcohol, ya que el aceite es líquido.

- Mito: La tónica, los antiácidos y otras sustancias que protegen el estómago afectan al alcohol.
- Realidad: Aunque puedan reducir el malestar provocado por la mezcla de sabores o por el vómito, no afectan al nivel de alcoholemia ni hacen recuperar antes la sobriedad.

- Mito: Ciertas sustancias estimulantes hacen que se pase la borrachera.
- Realidad: Una mala idea. Pueden despejar momentáneamente, pero como no eliminan ni metabolizan el alcohol, seguimos teniendo el mismo nivel de alcoholemia y los efectos del alcohol permanecen. Además, la mezcla de algunas sustancias con el alcohol producen terceros efectos que pueden producir daños al hígado e incluso la muerte.

- Mito: El alcohol ayuda a las personas a ser más sociables.
- Realidad: En pequeñas dosis, el alcohol puede hacerte sentir más lanzado, pero no mejora las relaciones sociales porque te hace hablar mucho, pero escuchar poco. Además, si uno se acostumbra, puede acabar necesitando beber cada vez que quiera relacionarse con los demás. Y no hay que olvidar que si te pasas puedes hacer cosas ridículas, arriesgadas o violentas.

- Mito: El alcohol quita el frío.
- Realidad: Al contrario; aunque al ingerir una bebida alcohólica hace que se note un rápido calentamiento de manos y pies, esto es debido a que el alcohol permite que la sangre alcance y riegue la piel, lo que produce la sensación de calor. Pero al mismo tiempo, la piel caliente en contacto con la temperatura exterior produce la evaporación de calorías del organismo.

- Mito: El alcohol facilita  las relaciones sexuales.
- Realidad:  Al contrario; la intoxicación etílica interfiere en la relación sexual. El alcohol puede producir relajación y hacer a alguien más interesado en el sexo, pero interfiere en la capacidad sexual y se tiene menos en cuenta las consecuencias: los embarazos no deseados, el SIDA, la pérdida o disminución de la respuesta sexual...

- Mito: Algunas bebidas, como el vino, son bueno para el corazón.
- Realidad: No, El alcohol no ha demostrado, hasta ahora, ser un producto beneficioso para la salud. Su potencial tóxico es incuestionable. No tiene ningún efecto terapéutico, al contrario, el alcohol daña el músculo cardíaco al hacer que este lata más deprisa, pudiendo incluso llegar a provocar infarto agudo de miocardio y angina de pecho.

- Mito: Tomar un chupito de licor tras las comidas ayuda a hacer mejor la digestión.
- Realidad: Al contrario; el alcohol irrita la mucosa que protege a las paredes del esófago y del estómago. Es éste el motivo por el que cuando se consume alcohol en exceso se producen vómitos. Además, la ingesta continuada de alcohol puede provocar múltiples complicaciones digestivas como gastritis, diarrea, estreñimiento y úlcera de estómago y de duodeno.

- Mito: Beber alcohol puede ayudar a superar la tristeza.
- Realidad: No.  El alcohol puede reducir momentáneamente los síntomas de ansiedad y nerviosismo, pero si se utiliza con este fin, es muy probable que acabe «enganchando» y que provoque aún mayor ansiedad. Igualmente, el alcohol puede hacer que olvidemos por un momento nuestros problemas, pero no los soluciona y al final se produce el efecto contrario, más tristeza y depresión.

- Mito: El alcohol no alimenta.
- Realidad: No tiene vitaminas. Lo único que hace es depositarse en las células adiposas y  abrir el apetito, lo que hace  que la persona engorde, pero es por los alimentos que come y NO por el alcohol en sí. El alcohol aporta calorías vacías.

______
*Adaptado del PROGRAMA PEDAGÓGICO de la  FUNDACIÓN ALCOHOL Y SOCIEDAD.



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