Modelo de consulta
G. Caplan (1970) ha sido su principal impulsor desde la salud mental y Morral y otros (1974) lo han propuesto como método de intervención orientadora. Sin embargo, la consulta se ha desarrollado ampliamente, sobre todo desde mediados del siglo XX, en distintos campos: consulta privada, en servicios institucionales, organizaciones, etc. En las organizaciones, el consultor es agente de cambio que proporciona habilidades para resolver problemas y asumir responsabilidades.
El orientador profesional no sólo debe intervenir directamente, sino que puede actuar indirectamente, a sea, ayudando a otros agentes (padres, profesores, educadores, monitores), más cercanos a los sujetos, a que suman roles orientadores. De esta forma, se alcanza un mayor número.
Aunque con fines didácticos lo presentamos aislados, veremos que las intervenciones por consulta o asesoramiento pueden combinarse con el modelo de programas, e incluso puede relacionarse con actuaciones que caracterizaríamos como counseling. Por ejemplo, puede ocurrir que el orientador asesore a los educadores quienes, a su vez, son los encargados de llevar a cabo el programa. En ocasiones, sin embargo, también puede implementarlo el propio orientador. Quedará patente así que los modelos no son, ni mucho menos, estancos, aunque tratemos de separarlos para su estudio. En la realidad orientadora, ninguno se nos presenta en forma nítida, sino más bien complementado o matizado con otras modalidades de intervención.
Tiene sus orígenes en el modelo clínico aunque el ímpetu actual proviene del trabajo de Gerald Caplan, distinguiéndose del modelo clínico en cuanto que la consulta es una relación a nivel de igualdad entre consultores y consultados.
La característica de este modelo es que se trata de un proceso de ayuda indirecta. Se podría definir en sentido amplio, como la relación entre dos o más personas del mismo status que plantean unas serie de actividades con el fin de ayudar, asesorar a una tercera. Esta puede ser una persona, un programa, una institución, un servicio, etc.
G. Caplan (1970) ha sido su principal impulsor desde la salud mental y Morral y otros (1974) lo han propuesto como método de intervención orientadora. Sin embargo, la consulta se ha desarrollado ampliamente, sobre todo desde mediados del siglo XX, en distintos campos: consulta privada, en servicios institucionales, organizaciones, etc. En las organizaciones, el consultor es agente de cambio que proporciona habilidades para resolver problemas y asumir responsabilidades.
El orientador profesional no sólo debe intervenir directamente, sino que puede actuar indirectamente, a sea, ayudando a otros agentes (padres, profesores, educadores, monitores), más cercanos a los sujetos, a que suman roles orientadores. De esta forma, se alcanza un mayor número.
Aunque con fines didácticos lo presentamos aislados, veremos que las intervenciones por consulta o asesoramiento pueden combinarse con el modelo de programas, e incluso puede relacionarse con actuaciones que caracterizaríamos como counseling. Por ejemplo, puede ocurrir que el orientador asesore a los educadores quienes, a su vez, son los encargados de llevar a cabo el programa. En ocasiones, sin embargo, también puede implementarlo el propio orientador. Quedará patente así que los modelos no son, ni mucho menos, estancos, aunque tratemos de separarlos para su estudio. En la realidad orientadora, ninguno se nos presenta en forma nítida, sino más bien complementado o matizado con otras modalidades de intervención.
Tiene sus orígenes en el modelo clínico aunque el ímpetu actual proviene del trabajo de Gerald Caplan, distinguiéndose del modelo clínico en cuanto que la consulta es una relación a nivel de igualdad entre consultores y consultados.
La característica de este modelo es que se trata de un proceso de ayuda indirecta. Se podría definir en sentido amplio, como la relación entre dos o más personas del mismo status que plantean unas serie de actividades con el fin de ayudar, asesorar a una tercera. Esta puede ser una persona, un programa, una institución, un servicio, etc.
La consulta tiene dos metas básicas:
- Aumentar la competencia del consultante en sus relaciones con un cliente.
- Desarrollar las habilidades del consultante para que sea capaz de resolver por sí mismo problemas similares en el futuro.
La naturaleza triádica de la consulta (consultor, consultante, cliente) es una característica que se ha mantenido a lo largo del tiempo.
Centrándonos en la orientación profesional, la función de consulta contribuye a mejorar las relaciones entre los diferentes agentes que intervienen en el mismo, tiende a rentabilizar los recursos humanos de las instituciones y favorece la inserción de conductas vocacionales en el proceso educativo y en el desarrollo profesional.
Definir y delimitar el modelo de consulta o asesoramiento entraña, como en el caso del modelo de programas, algunas ambigüedades conceptuales porque una «consulta» o un «asesoramiento» puede entenderse en sentido más o menos estricto. Así, por ejemplo, los modelos counseling y de programas, pueden considerarse una consulta en sentido amplio puesto que, en el primer caso, el especialista (consultante) que ha de atender a un cliente puede pedir asesoramiento a un experto (consultor) y recibe sus orientaciones. En el segundo caso, el consultado puede asesorar el diseño, la implementación y la evaluación de un programa. El modelo de consulta, pues, se aplica en distintos contextos: salud mental, organizaciones, sistema educativo, conflicto social, etc. Aunque, el modelo de consulta o asesoramiento debe perseguir, al menor, dos finalidades:
- Prevenir y desarrollar iniciativas que mejoren entornos y capaciten mejor a quienes han de realizar directamente la orientación.
- Incrementar las habilidades de los asesorados de modo que puedan prevenir y/o responder más eficazmente a problemas similares en el futuro.
Las finalidades de la consulta son aumentar la competencia del consultante con relación a su cliente y desarrollar las habilidades del consultante para que sea capaz de resolver por sí mismo problemas similares en un futuro.
Podría definirse como «la relación entre dos o más personas del mismo status que plantean una serie de actividades con el fin de ayudar a una tercera» (Álvarez, 1998:110). Ésta puede ser una persona, un programa, una empresa, una institución o un servicio.
En sentido estricto, el modelo de consulta tiene un carácter indirecto y, más exactamente, triádico entre el asesor, el asesorado y el cliente. En el contexto escolar, por ejemplo, el mapa de esta relación trádica vendría dado por los siguientes componentes:
- Psicopedagógico (asesor-consultado).
- Profesores/as (consultante).
- Alumnos (cliente).
El orientado no realiza la intervención sobre el orientado, sino que asesora sobre el orientado, sino que asesora a los técnicos, profesores, padres u otros colaboradores para que estos optimicen la situación en acción directa con sus desempleados, alumnos, hijos, etc.
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