Hablar de violencia como la
expresión física, escrita, verbal o gestual agresiva de un individuo, grupo o
institución, nos lleva a definir la violencia sexual como un aspecto que no es
fundamentalmente biológico, sino cultural. La violencia sexual es manifestación
del desequilibro de poder en función de raza, etnia, clase social, genero,
edad, religión, orientación sexual, escolaridad, etc. En las relaciones sexuales hombre-mujer se explica a partir de la identidad genérica en un
entorno patriarcal asimétrico y violento.
La masculinidad como categoría
social esta constituida sobre ideales y estereotipos de género y de relaciones
intergenéricas que contribuyen a la construcción del imaginario subjetivo, la
representación social, la manera de ser y la manera de relacionarse de hombres
y mujeres. La ideología hegemónica de la masculinidad es una visión construida
por los hombres en el transcurso de la historia, que plantea como supuestos
fundamentales para sí la heterosexualidad, la racionalidad y el privilegio de
poder infringir violencia.
La violencia sexual se comienza a
reconocer como problema de salud debido a la evidencia sobre su existencia, la
denuncia de grupos sociales, las implicaciones de gran trascendencia personal,
familiar social y los altos costes de prevención y control.
Dentro del colectivo de los
adolescentes la violencia sexual es un concepto complejo que se asocia en un
primer plano con el acto de la violación («es violar o tener relaciones
sexuales, forzando a alguien a tener sexo»). En planos más profundos, sobre
todo en el caso de las chicas, la violencia sexual también se asoció con otras
formas de violencia (tocamiento, manoseo, insistir, acosar, maltratar,
violencia verbal, etc.).
Las consecuencias en las víctimas adolescentes que se pueden dar a
partir de haber sufrido violencia sexual son principalmente de tipo psicológico
(miedo, odio, asco, desvaloración, pérdida de autoestima, etc..), así como la
posibilidad de un embarazo no deseado con sus respectivas consecuencias y el
riesgo de contraer cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual.