La familia como núcleo o unidad de intervención
En este caso, nos referimos a familias en las que se dan fundamentalmente disfunciones a nivel de comunicación, de relación, es decir, cuando la familia, plantea un problema o necesidad que se ha generado como resultado de la falta de comunicación o por unas pautas de comunicación inadecuadas o insatisfactorias para sus miembros. El Educador Familiar trabajará con estas familias las disfunciones nombradas en orden a cambiarlas o al menos hacerlas explícitas y comprensibles, teniendo siempre presente que estamos ante un sistema con unas características de funcionamiento propias y que nuestra tarea es ayudar a que recupere o adquiera pauta que le permita alcanzar sus objetivos.
En este caso, nos referimos a familias en las que se dan fundamentalmente disfunciones a nivel de comunicación, de relación, es decir, cuando la familia, plantea un problema o necesidad que se ha generado como resultado de la falta de comunicación o por unas pautas de comunicación inadecuadas o insatisfactorias para sus miembros. El Educador Familiar trabajará con estas familias las disfunciones nombradas en orden a cambiarlas o al menos hacerlas explícitas y comprensibles, teniendo siempre presente que estamos ante un sistema con unas características de funcionamiento propias y que nuestra tarea es ayudar a que recupere o adquiera pauta que le permita alcanzar sus objetivos.
Los apartados que podemos señalar dentro de este tipo de intervención son:
a) Estudio y diagnóstico inicial: Primeramente hay que hacer un estudio pormenorizado de las características familiares que debe incluir necesariamente:
- Estructura familiar: Descripción de las características de los miembros de la familia, roles que asumen, etc.
- Interacciones familiares: Forma en que el sistema familia interactúa para afrontar las necesidades de los individuos, con la consideración específica de los subsistemas marital, parental y fraternal.
- Funciones de la familia: Actividades que realizar para afrontar sus propias necesidades.
- Ciclo en el que se encuentra la familia: Peculiaridades del mismo, mecanismos de afrontamiento, situaciones de estrés, etc.
- Interacciones extrafamiliares: Consideración de redes informales (familia extensa, amigos, etc.) y formales.
- Indicadores de medios de cohesión: cercanía, apoyo, toma de decisiones, espacios compartidos, etc.
- Indicadores de adaptabilidad familiar: estructura de poder, normas en la relación, etc.
Por lo tanto, en el primer paso lo que se intenta conseguir es formular un diagnóstico en el que se establezca que la familia está pasando por unas dificultades o tiene un problema de comunicación de relación, que ha de ser abordado a través de una intervención específica que tendrá como eje central la entrevista familiar.
b) Oferta de ayuda, acuerdo o contrato: Una vez realizado el estudio inicial y establecido el diagnóstico en el que se refleja claramente que se trata de una problemática de disfunciones de relación, de comunicación, el educador familiar realiza una primera ENTREVISTA familiar en la que expone sus conclusiones y ofrece la posibilidad de iniciar un proceso de ayuda que básicamente ha de estar encaminado a que la propia familia reflexione sobre su problema o necesidad, sobre si misma, sobre sus potencialidades, sobre los recursos externos con que cuenta, de forma que a través de esta reflexión la familia vaya siendo capaz de clarificar la situación y de afrontarla; así se genera un crecimiento de la familia como grupo que permitirá que en posibles situaciones similares posteriores pueda asumir su realidad sin necesidad de solicitar ayuda profesional.
La importancia de la primera entrevista con la familia es puesta de relieve por diversos autores, como Ranquet, M. (1996), Bennett, T y otros (1990), indicando la necesidad de tener presentes las siguientes consideraciones:
- Establecer claramente el objeto (contenido) y el objetivo por lo que se quiere realizar la entrevista familiar.
- Realizar la entrevista en un lugar conocido por ellos. El mejor sitio suele ser el domicilio familiar, pero nunca ha de imponerse.
- Crear una atmósfera positiva, no amenazante. Por ello, es esencial comenzar la entrevista recordando el objeto y el objetivo de la misma, haciendo énfasis no en los problemas familiares, sino en las capacidades, en los recursos de la familia. Es decir, es preciso hacer explícita la realidad de esa familia: que son capaces de asumir que tienen un problema y desean solucionarlo para el bien de todos.
- Explicar claramente cuál es el papel del educador familiar: Dirigir, coordinar, encaminar la reflexión de la familia sobre su propia realidad.
- Es preciso alentar la participación de todos los miembros.
- Ayudar a la familia a clarificar las preocupaciones y dudas sobre el trabajo que se les propone.
- Finalizar la entrevista resumiendo lo tratado en ella y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados, que en esta primera entrevista supone la aceptación del inicio de proceso de ayuda, su duración, articulación y finalización.
c) Proceso de ayuda: Se realizará esencialmente a través de una serie de entrevistas familiares en las que, como ya hemos señalado, se trata de que la familia reflexione sobre su realidad, sus problemas, sus necesidades y sus capacidades, para ello se procederá atendiendo al siguiente esquema:
- Identificación de necesidades, problemas, aspiraciones familiares: La entrevista comenzará, como en todos los casos, con el recordatorio del objeto y el objetivo de la misma. Para la concreción de las necesidades familiares es preciso tener siempre presente que éstas adquieren realidad en la medida en que son sentidas y hechas explícitas como tales por todos los componentes de la familia. Esto es, es indispensable que todas las personas piensen sobre sus propias necesidades y en qué medidas éstas se convierten en necesidades familiares. Ello implica un esfuerzo adicional de escucha y respeto por parte de todos y, asimismo, una decisión de superar el marco puramente individual para alcanzar el marco grupal de la familia.
- Identificación de fortalezas y capacidades: Obliga a la persona a reflexionar sobre ella misma. La identificación de las fortalezas y capacidades familiares se inicia con la concreción de éstas por parte de cada uno de los componentes de la familia.
- Identificación de apoyos y recursos: Se trata de que la familia sea capaz de concretar las redes formales e informales de ayuda.
De esta manera la familia habrá sido capaz de construir, de clarificar no sólo sus necesidades, problemas, aspiraciones, sino también los recursos, los medios con los que cuenta para poder hacerles frente, pasando a articular de manera precisa cómo van a realizar la intervención, por dónde van a comenzar, cómo van a controlar los resultados, etc.
En todas las entrevistas, el educador familiar comenzará haciendo un recordatorio de la sesión anterior, comentará la razón de una nueva entrevista familiar y expondrá la tarea que la familia tiene que realizar en ella. Su papel deberá limitarse a orientar la tarea, ayudar a los miembros de la unidad familiar a participar, favoreciendo que todos lo hagan en la medida en que lo deseen, les ayudará en el esfuerzo de alcanzar acuerdos y finalizará haciendo un breve resumen y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados. Recordará el siguiente paso que la familia tiene que dar, fijando el contenido y fecha de la siguiente reunión.
d) Intervención: La familia afronta de manera concreta sus necesidades conforme a lo que hayan establecido. Es importante que junto a las tareas también haya quedado reflejado cómo van a controlar ellos mismos el proceso, de forma que en esta etapa el educador familiar pasa claramente a un segundo plano. Sólo se realizarán encuentros para evaluar cómo se está desarrollando el proceso a todos los niveles, incluso en el de los mecanismos de control de la familia sobre los resultados y en su reacción a los posibles efectos no deseados. Esto supone que inicialmente se ha concretado todo ello y se ha establecido un calendario preciso.
e) Evaluación y finalización: Se trata de realizar una entrevista final en la que se ayuda a la familia a evaluar todo lo trabajado. Es importante que el educador familiar refleje que haber realizado el camino juntos les ha fortalecido aunque las metas concretas no se hayan conseguido plenamente. Es decir, es necesario que la familia sea consciente del camino recorrido y de que pueden hacerlo autónomamente.
Este tipo de metodología seguida tiene como dificultad específica el implicar a todos los componentes de la unidad de convivencia, todos han de ser capaces de realizar el proceso de reflexión, de discutir, de llegar a acuerdos y tomar decisiones concretas en un nivel de igualdad. Ello supone que cuando en la familia hay niños pequeños o cuando alguno de los miembros sufre discapacidad importante que limita esencialmente su capacidad reflexiva y volitiva, sea necesario considerar que los niveles de comunicación, de reflexión, etc, son totalmente diferentes, por lo que es necesaria una actuación que tenga en cuenta estas peculiaridades.
a) Estudio y diagnóstico inicial: Primeramente hay que hacer un estudio pormenorizado de las características familiares que debe incluir necesariamente:
- Estructura familiar: Descripción de las características de los miembros de la familia, roles que asumen, etc.
- Interacciones familiares: Forma en que el sistema familia interactúa para afrontar las necesidades de los individuos, con la consideración específica de los subsistemas marital, parental y fraternal.
- Funciones de la familia: Actividades que realizar para afrontar sus propias necesidades.
- Ciclo en el que se encuentra la familia: Peculiaridades del mismo, mecanismos de afrontamiento, situaciones de estrés, etc.
- Interacciones extrafamiliares: Consideración de redes informales (familia extensa, amigos, etc.) y formales.
- Indicadores de medios de cohesión: cercanía, apoyo, toma de decisiones, espacios compartidos, etc.
- Indicadores de adaptabilidad familiar: estructura de poder, normas en la relación, etc.
Por lo tanto, en el primer paso lo que se intenta conseguir es formular un diagnóstico en el que se establezca que la familia está pasando por unas dificultades o tiene un problema de comunicación de relación, que ha de ser abordado a través de una intervención específica que tendrá como eje central la entrevista familiar.
b) Oferta de ayuda, acuerdo o contrato: Una vez realizado el estudio inicial y establecido el diagnóstico en el que se refleja claramente que se trata de una problemática de disfunciones de relación, de comunicación, el educador familiar realiza una primera ENTREVISTA familiar en la que expone sus conclusiones y ofrece la posibilidad de iniciar un proceso de ayuda que básicamente ha de estar encaminado a que la propia familia reflexione sobre su problema o necesidad, sobre si misma, sobre sus potencialidades, sobre los recursos externos con que cuenta, de forma que a través de esta reflexión la familia vaya siendo capaz de clarificar la situación y de afrontarla; así se genera un crecimiento de la familia como grupo que permitirá que en posibles situaciones similares posteriores pueda asumir su realidad sin necesidad de solicitar ayuda profesional.
La importancia de la primera entrevista con la familia es puesta de relieve por diversos autores, como Ranquet, M. (1996), Bennett, T y otros (1990), indicando la necesidad de tener presentes las siguientes consideraciones:
- Establecer claramente el objeto (contenido) y el objetivo por lo que se quiere realizar la entrevista familiar.
- Realizar la entrevista en un lugar conocido por ellos. El mejor sitio suele ser el domicilio familiar, pero nunca ha de imponerse.
- Crear una atmósfera positiva, no amenazante. Por ello, es esencial comenzar la entrevista recordando el objeto y el objetivo de la misma, haciendo énfasis no en los problemas familiares, sino en las capacidades, en los recursos de la familia. Es decir, es preciso hacer explícita la realidad de esa familia: que son capaces de asumir que tienen un problema y desean solucionarlo para el bien de todos.
- Explicar claramente cuál es el papel del educador familiar: Dirigir, coordinar, encaminar la reflexión de la familia sobre su propia realidad.
- Es preciso alentar la participación de todos los miembros.
- Ayudar a la familia a clarificar las preocupaciones y dudas sobre el trabajo que se les propone.
- Finalizar la entrevista resumiendo lo tratado en ella y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados, que en esta primera entrevista supone la aceptación del inicio de proceso de ayuda, su duración, articulación y finalización.
c) Proceso de ayuda: Se realizará esencialmente a través de una serie de entrevistas familiares en las que, como ya hemos señalado, se trata de que la familia reflexione sobre su realidad, sus problemas, sus necesidades y sus capacidades, para ello se procederá atendiendo al siguiente esquema:
- Identificación de necesidades, problemas, aspiraciones familiares: La entrevista comenzará, como en todos los casos, con el recordatorio del objeto y el objetivo de la misma. Para la concreción de las necesidades familiares es preciso tener siempre presente que éstas adquieren realidad en la medida en que son sentidas y hechas explícitas como tales por todos los componentes de la familia. Esto es, es indispensable que todas las personas piensen sobre sus propias necesidades y en qué medidas éstas se convierten en necesidades familiares. Ello implica un esfuerzo adicional de escucha y respeto por parte de todos y, asimismo, una decisión de superar el marco puramente individual para alcanzar el marco grupal de la familia.
- Identificación de fortalezas y capacidades: Obliga a la persona a reflexionar sobre ella misma. La identificación de las fortalezas y capacidades familiares se inicia con la concreción de éstas por parte de cada uno de los componentes de la familia.
- Identificación de apoyos y recursos: Se trata de que la familia sea capaz de concretar las redes formales e informales de ayuda.
De esta manera la familia habrá sido capaz de construir, de clarificar no sólo sus necesidades, problemas, aspiraciones, sino también los recursos, los medios con los que cuenta para poder hacerles frente, pasando a articular de manera precisa cómo van a realizar la intervención, por dónde van a comenzar, cómo van a controlar los resultados, etc.
En todas las entrevistas, el educador familiar comenzará haciendo un recordatorio de la sesión anterior, comentará la razón de una nueva entrevista familiar y expondrá la tarea que la familia tiene que realizar en ella. Su papel deberá limitarse a orientar la tarea, ayudar a los miembros de la unidad familiar a participar, favoreciendo que todos lo hagan en la medida en que lo deseen, les ayudará en el esfuerzo de alcanzar acuerdos y finalizará haciendo un breve resumen y poniendo de relieve los acuerdos alcanzados. Recordará el siguiente paso que la familia tiene que dar, fijando el contenido y fecha de la siguiente reunión.
d) Intervención: La familia afronta de manera concreta sus necesidades conforme a lo que hayan establecido. Es importante que junto a las tareas también haya quedado reflejado cómo van a controlar ellos mismos el proceso, de forma que en esta etapa el educador familiar pasa claramente a un segundo plano. Sólo se realizarán encuentros para evaluar cómo se está desarrollando el proceso a todos los niveles, incluso en el de los mecanismos de control de la familia sobre los resultados y en su reacción a los posibles efectos no deseados. Esto supone que inicialmente se ha concretado todo ello y se ha establecido un calendario preciso.
e) Evaluación y finalización: Se trata de realizar una entrevista final en la que se ayuda a la familia a evaluar todo lo trabajado. Es importante que el educador familiar refleje que haber realizado el camino juntos les ha fortalecido aunque las metas concretas no se hayan conseguido plenamente. Es decir, es necesario que la familia sea consciente del camino recorrido y de que pueden hacerlo autónomamente.
Este tipo de metodología seguida tiene como dificultad específica el implicar a todos los componentes de la unidad de convivencia, todos han de ser capaces de realizar el proceso de reflexión, de discutir, de llegar a acuerdos y tomar decisiones concretas en un nivel de igualdad. Ello supone que cuando en la familia hay niños pequeños o cuando alguno de los miembros sufre discapacidad importante que limita esencialmente su capacidad reflexiva y volitiva, sea necesario considerar que los niveles de comunicación, de reflexión, etc, son totalmente diferentes, por lo que es necesaria una actuación que tenga en cuenta estas peculiaridades.
La intervención en los diferentes subsistemas familiares
Intervención que se dirige a la familia que se encuentra con dificultades por tener que asumir una situación de crisis, una problemática peculiar que le hace sentirse aislada, implicando una ruptura o disfunciones en los modelos de comunicación que para ser superadas hacen precisa o necesaria la comunicación entre iguales; por lo que, en este tipo de intervención, no se trabaja con ella en su totalidad, sino con los diferentes subsistemas a través de su inclusión en grupos de iguales.
Nos encontramos, por tanto, con una intervención en la que se considera a la familia como un sistema y en ella están presentes problemas de comunicación, de relación que cristalizan en efectos concretos no deseados y que han aflorado por una circunstancia específica claramente identificable que precisa de una intervención cualitativamente diferente a la anterior.
Cualquier intervención con cualquiera de los componentes de la familia tiene repercusiones en toda ella. Así todos los miembros de la familia influyen y son influidos por el grupo y cada uno de sus participantes, estableciéndose una continua y compleja red de relaciones de la que nadie puede sustraerse. A ello hay que añadir la valoración que se realiza de la comunicación entre iguales ya que ésta presenta unas características y riqueza que la convierten en un instrumentos terapéutico de primer orden. Aunque se esté trabajando de manera directa con sólo un miembro de la familia, el resto ha de conocer esta intervención y de manera indirecta se les implica en ella, invitándoles a participar en diferentes actividades.
En estos casos, es importante la creación de grupos de apoyo, ya que supone la constitución de un marco para tratar los problemas familiares, en un clima adecuado, creando lazos que permiten la expresión espontánea de las dificultades y sentimientos. Son instrumentos esenciales en la intervención con familias para abordar problemas, que hacen referencia a tales dificultades de comunicación, producidos por nuevas situaciones familiares que generan disfunciones leves, de reajuste y que precisan una intervención grupal basada en el intercambio de información y experiencias con personas que comparten las mismas o parecidas circunstancias.
Pongamos un ejemplo: el nacimiento en una familia de un niño con alguna discapacidad puede comprometer y alterar las funciones que tradicionalmente se le reconocen a la familia, como son, atención y cuidado físico, socialización y educación, etc. Se trata de un acontecimiento importante, de una crisis en el ciclo vital familiar. La tareas de cuidado y atención aumentan, de forma que se produce un estrés añadido al que se genera con el mero nacimiento de un niño.
En el ejemplo expuesto, y como educadores familiares, tendríamos que hacer frente a las necesidades que puedan surgir como son:
- Información adecuada a la edad sobre la situación del niño y proceso de tratamiento.
- Comunicación con la familia de las repercusiones que para todos ellos tiene la nueva situación.
- Reconocimiento por los padres de los avances del niño.
- Tiempo para él mismo y compartido con los padres.
- Dotarles de estrategias para afrontar las reacciones de los demás y las nuevas cargas y responsabilidades familiares.
Intervención con familias problema o multiproblema
Para algunos autores constituye la intervención más habitual de los educadores familiares y que principalmente se caracteriza por tener muchas carencias tanto en sus procesos internos como externos. Generalmente son familias distantes en sus relaciones con los sistemas sociales de su entorno y a los que sólo les queda el apoyo de un profesional o experto en temas de familia.
En estos casos, se necesita de una fuerte intervención tanto a nivel individual como grupal, en la que, dada la complejidad de la realidad familiar, suele ser necesaria la coordinación de diversos profesionales de diferentes instituciones o centros, por lo que la intervención puede estructurarse de la siguiente manera:
a) Solicitud de ayuda por parte de la familia: Se realiza por alguna necesidad que consideran perentoria. El educador familiar ha de realizar un estudio completo de la familia sin descuidar la demanda explícita. De esta manera ha de articular cuidadosamente lo que supone la respuesta a una demanda con la utilización de esta respuesta como instrumento de acercamiento a la familia, a una realidad mucho más compleja.
b) Puesta en contacto con otros profesionales: En la primera exploración no es infrecuente encontrar que otros profesionales han intervenido respondiendo de manera puntual y específica a demandas anteriores, finalizando su intervención con la cobertura de las mismas o con la derivación a otro servicio, o bien que en ese momento la familia, a través de otro de sus miembros está en contacto con otros profesionales para la cobertura o la solución de otro problema. El objetivo es recabar la máxima información e ir preparando una intervención coordinada.
c) Una vez establecido un diagnóstico inicial del caso es preciso tener una reunión de coordinación con todos los profesionales que de una forma u otra hayan estado o están trabajando con la familia y que consideren necesaria una intervención diferente. Se trata de ir trabajando con la familia para que sea capaz de ir afrontando de manera autónoma su funcionamiento. Es imprescindible establecer lo siguiente:
- Diagnóstico inicial de los diferentes miembros de la familia y de ésta como unidad realizado por todos los profesionales.
- Oferta de ayuda concreta que se realizará a la familia y que servirá como instrumento para articular una ayuda de mayor alcance. Es decir, se trata de priorizar las diferentes demandas que la familia haya planteado, racionalizarlas e irles dando respuestas en la medida en que la familia sea capaz de irse implicando en las mismas. Se comenzará, por tanto, por cubrir totalmente aquellas que sean consideradas imprescindibles y que no pueden ser asumidas por la familia inicialmente, para progresivamente ir estableciendo aquellas que han de contar con apoyos parciales y finalizar por las que deben ser asumidas por la propia familia.
- Nivel de participación de los diferentes profesionales en el proceso con especificación de las tareas a realizar, calendario de sesiones, etc, estableciendo claramente quién asumirá la responsabilidad de la coordinación.
- Calendario específico de actuaciones, criterios evaluativos y reuniones de coordinación (reuniones que quedarán recogidas en actas)
- Oferta de ayuda, acuerdo, contrato: se realizará la oferta de ayuda a la persona que haya planteado la demanda, presentando esta oferta según lo acordado en la reunión de los profesionales, es decir, como una intervención que supera el marco puntual y trata de articular la ayuda en un proceso más profundo. Ello conllevará una serie de entrevistas individuales con otros miembros de la familia que habrá de finalizar con una entrevista de todos los miembros familiares implicados e interesados con los que se iniciará el proceso de la forma acordad, estableciendo claramente las actuaciones, el calendario de las mismas, los criterios de evaluación, etc.
- Intervención: Se trata de articular los diferentes recursos con la progresiva responsabilidad de la familia en la utilización de los mismos. Es decir, en la intervención inicialmente tienen un protagonismo importante los diferentes profesionales en la articulación de los diversos recursos, pero solo de manera escalonada los diferentes miembros de la familia irán asumiendo este protagonismo.
- Evaluación y finalización: El proceso finaliza evaluando todo lo realizado. Se trataría de haber conseguido que la familia no continúe siendo cliente habitual de los servicios sociales por haber adquirido unas pautas de funcionamiento que le permita ser más autónoma.
Intervención que se dirige a la familia que se encuentra con dificultades por tener que asumir una situación de crisis, una problemática peculiar que le hace sentirse aislada, implicando una ruptura o disfunciones en los modelos de comunicación que para ser superadas hacen precisa o necesaria la comunicación entre iguales; por lo que, en este tipo de intervención, no se trabaja con ella en su totalidad, sino con los diferentes subsistemas a través de su inclusión en grupos de iguales.
Nos encontramos, por tanto, con una intervención en la que se considera a la familia como un sistema y en ella están presentes problemas de comunicación, de relación que cristalizan en efectos concretos no deseados y que han aflorado por una circunstancia específica claramente identificable que precisa de una intervención cualitativamente diferente a la anterior.
Cualquier intervención con cualquiera de los componentes de la familia tiene repercusiones en toda ella. Así todos los miembros de la familia influyen y son influidos por el grupo y cada uno de sus participantes, estableciéndose una continua y compleja red de relaciones de la que nadie puede sustraerse. A ello hay que añadir la valoración que se realiza de la comunicación entre iguales ya que ésta presenta unas características y riqueza que la convierten en un instrumentos terapéutico de primer orden. Aunque se esté trabajando de manera directa con sólo un miembro de la familia, el resto ha de conocer esta intervención y de manera indirecta se les implica en ella, invitándoles a participar en diferentes actividades.
En estos casos, es importante la creación de grupos de apoyo, ya que supone la constitución de un marco para tratar los problemas familiares, en un clima adecuado, creando lazos que permiten la expresión espontánea de las dificultades y sentimientos. Son instrumentos esenciales en la intervención con familias para abordar problemas, que hacen referencia a tales dificultades de comunicación, producidos por nuevas situaciones familiares que generan disfunciones leves, de reajuste y que precisan una intervención grupal basada en el intercambio de información y experiencias con personas que comparten las mismas o parecidas circunstancias.
Pongamos un ejemplo: el nacimiento en una familia de un niño con alguna discapacidad puede comprometer y alterar las funciones que tradicionalmente se le reconocen a la familia, como son, atención y cuidado físico, socialización y educación, etc. Se trata de un acontecimiento importante, de una crisis en el ciclo vital familiar. La tareas de cuidado y atención aumentan, de forma que se produce un estrés añadido al que se genera con el mero nacimiento de un niño.
En el ejemplo expuesto, y como educadores familiares, tendríamos que hacer frente a las necesidades que puedan surgir como son:
- Información adecuada a la edad sobre la situación del niño y proceso de tratamiento.
- Comunicación con la familia de las repercusiones que para todos ellos tiene la nueva situación.
- Reconocimiento por los padres de los avances del niño.
- Tiempo para él mismo y compartido con los padres.
- Dotarles de estrategias para afrontar las reacciones de los demás y las nuevas cargas y responsabilidades familiares.
Intervención con familias problema o multiproblema
Para algunos autores constituye la intervención más habitual de los educadores familiares y que principalmente se caracteriza por tener muchas carencias tanto en sus procesos internos como externos. Generalmente son familias distantes en sus relaciones con los sistemas sociales de su entorno y a los que sólo les queda el apoyo de un profesional o experto en temas de familia.
En estos casos, se necesita de una fuerte intervención tanto a nivel individual como grupal, en la que, dada la complejidad de la realidad familiar, suele ser necesaria la coordinación de diversos profesionales de diferentes instituciones o centros, por lo que la intervención puede estructurarse de la siguiente manera:
a) Solicitud de ayuda por parte de la familia: Se realiza por alguna necesidad que consideran perentoria. El educador familiar ha de realizar un estudio completo de la familia sin descuidar la demanda explícita. De esta manera ha de articular cuidadosamente lo que supone la respuesta a una demanda con la utilización de esta respuesta como instrumento de acercamiento a la familia, a una realidad mucho más compleja.
b) Puesta en contacto con otros profesionales: En la primera exploración no es infrecuente encontrar que otros profesionales han intervenido respondiendo de manera puntual y específica a demandas anteriores, finalizando su intervención con la cobertura de las mismas o con la derivación a otro servicio, o bien que en ese momento la familia, a través de otro de sus miembros está en contacto con otros profesionales para la cobertura o la solución de otro problema. El objetivo es recabar la máxima información e ir preparando una intervención coordinada.
c) Una vez establecido un diagnóstico inicial del caso es preciso tener una reunión de coordinación con todos los profesionales que de una forma u otra hayan estado o están trabajando con la familia y que consideren necesaria una intervención diferente. Se trata de ir trabajando con la familia para que sea capaz de ir afrontando de manera autónoma su funcionamiento. Es imprescindible establecer lo siguiente:
- Diagnóstico inicial de los diferentes miembros de la familia y de ésta como unidad realizado por todos los profesionales.
- Oferta de ayuda concreta que se realizará a la familia y que servirá como instrumento para articular una ayuda de mayor alcance. Es decir, se trata de priorizar las diferentes demandas que la familia haya planteado, racionalizarlas e irles dando respuestas en la medida en que la familia sea capaz de irse implicando en las mismas. Se comenzará, por tanto, por cubrir totalmente aquellas que sean consideradas imprescindibles y que no pueden ser asumidas por la familia inicialmente, para progresivamente ir estableciendo aquellas que han de contar con apoyos parciales y finalizar por las que deben ser asumidas por la propia familia.
- Nivel de participación de los diferentes profesionales en el proceso con especificación de las tareas a realizar, calendario de sesiones, etc, estableciendo claramente quién asumirá la responsabilidad de la coordinación.
- Calendario específico de actuaciones, criterios evaluativos y reuniones de coordinación (reuniones que quedarán recogidas en actas)
- Oferta de ayuda, acuerdo, contrato: se realizará la oferta de ayuda a la persona que haya planteado la demanda, presentando esta oferta según lo acordado en la reunión de los profesionales, es decir, como una intervención que supera el marco puntual y trata de articular la ayuda en un proceso más profundo. Ello conllevará una serie de entrevistas individuales con otros miembros de la familia que habrá de finalizar con una entrevista de todos los miembros familiares implicados e interesados con los que se iniciará el proceso de la forma acordad, estableciendo claramente las actuaciones, el calendario de las mismas, los criterios de evaluación, etc.
- Intervención: Se trata de articular los diferentes recursos con la progresiva responsabilidad de la familia en la utilización de los mismos. Es decir, en la intervención inicialmente tienen un protagonismo importante los diferentes profesionales en la articulación de los diversos recursos, pero solo de manera escalonada los diferentes miembros de la familia irán asumiendo este protagonismo.
- Evaluación y finalización: El proceso finaliza evaluando todo lo realizado. Se trataría de haber conseguido que la familia no continúe siendo cliente habitual de los servicios sociales por haber adquirido unas pautas de funcionamiento que le permita ser más autónoma.
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