Alcoholismo es el término médico que se usa para designar las lesiones patológicas que se producen en el organismo a consecuencia del consumo de alcohol durante largos períodos de tiempo.
Estas son algunas definiciones del término «alcoholismo», que nos ayudarán a determinar el alcance de dicha patología:
- Keller (1960): «Enfermedad crónica que se manifiesta por el hábito de beber repetidamente de tal forma que se deduce que el bebedor se perjudica su salud y su funcionamiento social y económico».
- Jellineck (1960): «Cualquier uso de bebidas alcohólicas que cause cualquier daño al individuo, a la sociedad o a ambos».
- OMS (1952): «Alcohólicos son aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol a alcanzado un grado tal que presentan notables trastornos mentales o interferencias con su salud mental o física, con sus relaciones interpersonales y su funcionamiento social económico, o bien tienen signos claros de la tendencia a orientarse hacia tales síntomas. Es por este motivo que dichas personas requieren tratamiento».
- Los manuales de diagnóstico (DSM-III-R; DSM-IV; CIE-10): Distinguen entre el bebedor que abusa y el bebedor dependiente del alcohol. Para ello se basa en unos criterios específicos.
La Organización Mundial de la Salud considera que son alcohólicos aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol ha causado perjuicios importantes en la salud mental o física, en su funcionamiento social, laboral y económico, requiriendo estas personas tratamiento.
La OMS en 1976 acuñó el término de síndrome de dependencia alcohólica que corresponde a «un estado psíquico y habitualmente también físico resultado del consumo de alcohol, caracterizado por una conducta y otras respuestas que siempre incluyen compulsión para ingerir alcohol de manera continuada o periódica, con objeto de experimentar efectos psíquicos o para evitar las molestias producidas por su ausencia».
En función de los problemas que se pueden generar podemos identificar cuatro tipos o patrones de consumo:
- Consumo no problemático.
- Consumo de riesgo.
- Consumo peligroso o problemático.
- Consumo perjudicial o patológico
Una persona que ha ingerido una pequeña cantidad de alcohol, se siente generalmente estimulada, manifestándose de diferentes modos:
Estas son algunas definiciones del término «alcoholismo», que nos ayudarán a determinar el alcance de dicha patología:
- Keller (1960): «Enfermedad crónica que se manifiesta por el hábito de beber repetidamente de tal forma que se deduce que el bebedor se perjudica su salud y su funcionamiento social y económico».
- Jellineck (1960): «Cualquier uso de bebidas alcohólicas que cause cualquier daño al individuo, a la sociedad o a ambos».
- OMS (1952): «Alcohólicos son aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol a alcanzado un grado tal que presentan notables trastornos mentales o interferencias con su salud mental o física, con sus relaciones interpersonales y su funcionamiento social económico, o bien tienen signos claros de la tendencia a orientarse hacia tales síntomas. Es por este motivo que dichas personas requieren tratamiento».
- Los manuales de diagnóstico (DSM-III-R; DSM-IV; CIE-10): Distinguen entre el bebedor que abusa y el bebedor dependiente del alcohol. Para ello se basa en unos criterios específicos.
La Organización Mundial de la Salud considera que son alcohólicos aquellos bebedores excesivos cuya dependencia al alcohol ha causado perjuicios importantes en la salud mental o física, en su funcionamiento social, laboral y económico, requiriendo estas personas tratamiento.
La OMS en 1976 acuñó el término de síndrome de dependencia alcohólica que corresponde a «un estado psíquico y habitualmente también físico resultado del consumo de alcohol, caracterizado por una conducta y otras respuestas que siempre incluyen compulsión para ingerir alcohol de manera continuada o periódica, con objeto de experimentar efectos psíquicos o para evitar las molestias producidas por su ausencia».
En función de los problemas que se pueden generar podemos identificar cuatro tipos o patrones de consumo:
- Consumo no problemático.
- Consumo de riesgo.
- Consumo peligroso o problemático.
- Consumo perjudicial o patológico
Una persona que ha ingerido una pequeña cantidad de alcohol, se siente generalmente estimulada, manifestándose de diferentes modos:
- Cariñosos.
- Sociables.
- Puede convertirse fácilmente en una locuacidad excesiva.
- Alteración del juicio crítico.
El alcohólico es la persona que consume alcohol y ha pedido la libertad de poderse abstener de su consumo; ya no es él quien manda, sino la sustancia. El alcohólico (aunque a menudo trate de engañarse a sí mismo) sabe que debería dejar de beber pero no puede. Aunque comprende que le hace daño, está prisionero en el mundo del alcohol y es impotente para salir de esa situación. Naturalmente, suele tratar de engañarse a sí mismo y lo consigue con bastante frecuencia. Se hace así ilusiones de que él bebe porque quiere cuando, en realidad bebe porque no puede evitarlo, acallando así la voz de su conciencia que le dice que es un esclavo del alcohol.
El alcohol, como otras drogas adictivas, pueden actuar como reforzador* positivo (produciendo euforia) o como reforzador negativo (aliviando síndrome de retirada o disforia). Los estímulos ambientales (cues) asociados con el consumo de la droga pueden por sí mismos inducir a una respuesta condicionada (retirada o craving) en ausencia de la droga.
El proceso de asociar una respuesta ya sea con la presentación o el retiro de un estímulo es refuerzo en la teoría operante.
El proceso de asociar un estímulo neutro con un estímulo primario para producir una conducta de refuerzo es parte de la teoría clásica del condicionamiento.
Las drogas adictivas estimulan la liberación de dopamina, causando euforia y reforzamiento del comportamiento. La respuesta a las drogas adictivas no está influenciada por la habituación y cada dosis de la droga estimula la liberación de dopamina.
Por otra parte, la dopamina media las consecuencias hedónicas del estímulo reforzador, promoviendo aprendizaje asociativo sobre el estímulo o anticipando sus efectos de recompensa.
*Reforzador: se basa en el aumento de una conducta. Así, sólo se puede caracterizar un reforzador en circunstancias en que pueda ocurrir una asociación aprendida. En la teoría del aprendizaje operante, si los efectos de beber alcohol aumentan la probabilidad de beber en el futuro, entonces estos efectos son reforzadores. En la teoría clásica del aprendizaje, el alcohol es un estímulo primario si, al parear sus efectos con la presentación de un estímulo neutro, resulta que el estímulo neutro produce los mismos efectos que el alcohol. Los reforzadores primarios que obtienen una respuesta de aproximación se denominan estímulos de incentivo (Seiden y Dykstra, 1977).
El alcohólico es la persona que consume alcohol y ha pedido la libertad de poderse abstener de su consumo; ya no es él quien manda, sino la sustancia. El alcohólico (aunque a menudo trate de engañarse a sí mismo) sabe que debería dejar de beber pero no puede. Aunque comprende que le hace daño, está prisionero en el mundo del alcohol y es impotente para salir de esa situación. Naturalmente, suele tratar de engañarse a sí mismo y lo consigue con bastante frecuencia. Se hace así ilusiones de que él bebe porque quiere cuando, en realidad bebe porque no puede evitarlo, acallando así la voz de su conciencia que le dice que es un esclavo del alcohol.
El alcohol, como otras drogas adictivas, pueden actuar como reforzador* positivo (produciendo euforia) o como reforzador negativo (aliviando síndrome de retirada o disforia). Los estímulos ambientales (cues) asociados con el consumo de la droga pueden por sí mismos inducir a una respuesta condicionada (retirada o craving) en ausencia de la droga.
El proceso de asociar una respuesta ya sea con la presentación o el retiro de un estímulo es refuerzo en la teoría operante.
El proceso de asociar un estímulo neutro con un estímulo primario para producir una conducta de refuerzo es parte de la teoría clásica del condicionamiento.
Las drogas adictivas estimulan la liberación de dopamina, causando euforia y reforzamiento del comportamiento. La respuesta a las drogas adictivas no está influenciada por la habituación y cada dosis de la droga estimula la liberación de dopamina.
Por otra parte, la dopamina media las consecuencias hedónicas del estímulo reforzador, promoviendo aprendizaje asociativo sobre el estímulo o anticipando sus efectos de recompensa.
*Reforzador: se basa en el aumento de una conducta. Así, sólo se puede caracterizar un reforzador en circunstancias en que pueda ocurrir una asociación aprendida. En la teoría del aprendizaje operante, si los efectos de beber alcohol aumentan la probabilidad de beber en el futuro, entonces estos efectos son reforzadores. En la teoría clásica del aprendizaje, el alcohol es un estímulo primario si, al parear sus efectos con la presentación de un estímulo neutro, resulta que el estímulo neutro produce los mismos efectos que el alcohol. Los reforzadores primarios que obtienen una respuesta de aproximación se denominan estímulos de incentivo (Seiden y Dykstra, 1977).
Curso a distancia toda España y Latinoamerica: MEDIADOR-A SOCIAL EN PREVENCION DEL ALCOHOLISMO |
Duración: 200 horas.Matricula: ofertas y descuentosSolicitar mas informacion |
Otros cursos a distancia: